Seguía sin encontrarlo ¡Desde hacía una semana! Mi padre se las había ingeniado para evitar que volviera a verlo. Bajé al garage con manos y pies temblando, mis dedos tantearon la pared buscando el interruptor. Encendí la luz ¡Ahí estaba! Sobre la lavadora descansaba mi auto a control remoto, no esperé más, lo tomé y me fui a jugar.
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